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miércoles, 2 de mayo de 2018

APROXIMACIONES AL PANORAMA DE LAS TECNOLOGÍAS DE LA COMUNICACIÓN Y LA INFORMACIÓN EN CONDICIONES DE DICTADURA IMPERIALISTA

Este artículo lo escribí como aporte para un compañero que tenía que dar un curso. Espero que les guste y les sirva.


El impacto tecnológico y las estructuras orgánicas
El análisis del plano comunicacional dentro de la configuración del Poder en general, nos impone primero analizar la actualidad de las llamadas tecnologías de la información y la comunicación.
Sabido es que los avances tecnológicos han tenido un fuerte impacto en la definición de los diferentes tipos de sociedades y de modos de producción a lo largo de la Historia. Y a lo largo de la Historia, los ciclos históricos han ido acelerándose conforme la sociedad humana ha incrementado el poder con el que cuenta para transformar la naturaleza y transformarse a si misma. Considerando esto, dada la magnitud de las nuevas tecnologías y de la velocidad del cambio tecnológico, nos encontramos en un momento de fuertes cambios en todo sentido. Pero lo más importante, para quienes la justicia no representa un valor abstracto, es cuáles son los cambios que están ocurriendo en función de ello, no en función solamente de cómo es la sociedad tecnológicamente, sino en función de cómo es la sociedad de justa, de equilibrada, de sana, de socialista.
Entonces ¿Cuál es la particularidad sociológica que posee la tecnología en tanto tal, en sí misma? La de concentrar poder. La tecnología tiene la característica de concentrar poder, ya que justamente lo que permite es incrementar la capacidad de manipulación de la realidad. Esto significa que si su uso es bueno, redunda en bienestar y felicidad para la sociedad, pero si su uso es malo, impacta en mayor destrucción, perfidia y opresión sobre la gran mayoría. Cuando la tecnología está en manos responsables, eso es beneficioso para la Humanidad. Cuando está en manos diabólicas, sujetos históricos perversos y completamente alienados tienen en sus manos un poder notablemente incrementado.
Por lo tanto, no es la tecnología en si misma la que tiene un signo político. Es habitual, cuando no se quiere identificar claramente a los enemigos políticos o de clase, que se atribuya a simples definiciones fenomenológicas responsabilidades políticas que, al referirse sólo al fenómeno, apartidizado, resultan indeterminadas. Entonces frecuentemente leemos “combatir la pobreza”, “enfrentar las consecuencias negativas del desarrollo tecnológico”, etc., etc. Si la tecnología fuera la causa de los males de la sociedad, entonces mejor propongamos que no haya conocimiento científico, que no haya avance tecnológico, que no haya investigación y desarrollo, y así solucionaríamos todos los males. Cuando se habla de “pobreza”, de “tecnología”, sin ninguna identificación de enemigos políticos concretos, lo que se busca es eso: no identificar enemigos, porque no se está dispuesto a enfrentarlos.
Volviendo a las tecnologías de la información, en el mundo capitalista estas tecnologías se utilizan para la acumulación de capital, tanto en lo que es la optimización organizativa de los procesos productivos (incremento de la productividad) como en el mantenimiento de la dictadura política del Capital. Aquí entonces tenemos que, en vez de actuar como libertadoras de la sociedad, actúan como pilares que sostienen y profundizan el totalitarismo del imperialismo.
¿Cómo se estructura concretamente la comunicación social en la sociedad capitalista occidental?
Refiero nada más que a la sociedad capitalista occidental porque es justamente la principal amenaza para la supervivencia de la Humanidad y la principal amenaza para la soberanía e independencia de los pueblos y de todos los países de Nuestra América.
En este campo, existen distintas organizaciones de carácter estatal y de carácter corporativo, que actúan de manera fundamentalmente coordinada. Las organizaciones corporativas son grandes empresas capitalistas cuyo objetivo es el lucro pero, al mismo tiempo, colaboran estrechamente con la organizaciones estatales del Estado imperial, y viceversa.
Podemos citar a Google, Apple, Amazon, Facebook, Microsoft, Oracle, Intel, AMD, ARM, y muchas más que abarcan diversos espacios en internet y en los campos de la producción de hardware y software. Las tomo en su conjunto porque, además de las que operan directamente en el manejo de inmensas bases de datos y en el tráfico de internet, existe una complementación en la definición de los estándares hacia una interdependencia forzosa de determinado hardware y determinado software que justamente tiene por objetivo mantener una posición monopólica de estas corporaciones del capitalismo occidental. Las empresas citadas tienen, en su inmensa mayoría, sede en los EEUU. Hay muchas otras también, enormes, con sede en otros países que son vasallos de los EEUU, como Japón por ejemplo, o Reino Unido, hasta cierto punto Corea del Sur (que ahora está haciendo un viraje hacia Eurasia), etc.


Todas estas empresas tienen como telón de fondo corporaciones financieras que son propietarias de las mismas. Entre esas corporaciones financieras podemos citar los fondos de inversión Black Rock y Vanguard. Es decir que están unidas por distintas vías en el marco de lo que es el capital financiero, y están unidas por distintas vías a lo que son las estructurales estatales del imperialismo. Recordemos que el imperialismo es entendido como la etapa superior del capitalismo, o sea, entre otras caracaterísticas que posee el imperialismo, una de ellas es que se caracteriza por el gobierno del capital financiero.
En el marco de las organizaciones estatales, éstas forman parte del conjunto orgánico que conforma el Estado imperialista. El Estado imperialista es la estructura estrictamente política y militar que actúa como garante del modo de producción en las que las corporaciones prosperan. Son los aparatos de ejercicio de la dominación más puramente tal. Las corporaciones tienen el fin del lucro. Las organizaciones políticas tienen el fin de mantener y defender el “régimen de la propiedad privada”, es decir, el régimen en el cual crecen y se desarrollan las grandes corporaciones capitalistas.
En este punto sobresalen los “cinco ojos”, que es la alianza para “hacer inteligencia” y compartir datos de inteligencia, entre EEUU, Canadá, Gran Bretaña, Australia y Nueva Zelandia. “Cinco ojos” es el nombre vulgar de la UKUSA (United Kingdom-United States Security Agreement), alianza de naciones de habla inglesa formada en 1946, con el propósito de recolectar información de inteligencia, alianza formada por EEUU (Agencia de Seguridad Nacional), Reino Unido (Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno), Canadá (Communications Security Establishment), Australia (Defence Signals Directorate); Nueva Zelanda (Government Communications Security Bureau). La red Echelon es una infraestructura mundial de interceptación de señales para obtener datos de inteligencia. Esta red es operada por la UKUSA. Ese es un primer núcleo íntimo, donde el imperialismo anglosionista efectúa inteligencia pero seguramente también elabora estrategias de espionaje y comparte tecnologías.
Un caso especial es el Estado de Israel que, como tal, es uno de los núcleos duros del imperialismo, no tanto como aparato estrictamente militar, sino como facción cohesionada ideológicamente y con medios militares y tecnológicos de importancia. Ante la indeterminación de algunos, comanda la determinación. Sabido es que el sionismo israelí, facción del sionismo más estrictamente relacionada con el Estado de Israel, ha ido ganando poder dentro de la estrutura mundial del imperio anglosionista. El sionismo israelí es la facción más fanática y mesiánica del sionismo, que ya de por sí es la ideología supremacista más refinada y más ajustada a las flexibles necesidades del capital financiero occidental, puesto que es un supremacismo que no está ligado directamente a un tipo biológico-estético (la homogeneidad o heterogeneidad biológica está mucho más allá de los patrones estéticos -exteriores- de los individuos) -aunque hay estereotipos raciales que predominan- sino a una tipología más definida por la “superioridad” como tal, como hecho opresivo que se justifica, después, a partir de mitos creados a tal fin para ello. De todas maneras, el sionismo israelí, y el sionismo en su conjunto, participa, como no puede ser de otra manera, de la decadencia general del imperio anglosionista.
Volviendo a los “cincos ojos”, es éste el nombre vulgar que se le da a un acuerdo muy estrecho entre estructuras de inteligencia. Estas estructuras son estructuras estatales estrechamente relacionadas con el aparato militar. Hay agencias de inteligencia que son directamente parte de las fuerzas armadas, y agencias que dependen directamente del poder político. Pero más allá de estas disquisiciones, lo que quiero destacar es que las estructuras corporativas y estatales enfocadas en el campo de las tecnologías de la información y comunicación, forman un cuerpo orgánico, con contradicciones internas también, si, pero un cuerpo orgánico que ejerce concretamente el poder imperialista sobre las sociedades. Esto que expresaré es quizá de perogrullo, pero poder imperialista porque su fin es el lucro, la acumulación de capital, el saqueo, y para ello, el control totalitario de las sociedades. Entre algunos de los programas concretos de espionaje que, por las filtraciones aportadas a la Humanidad por Edward Snowden, son conocidos por la opinión pública, podemos citar a PRISM, un programa estadounidense que actúa conjuntamente con las empresas como Google, Facebook, Apple, Microsoft, a partir de requerimientos concretos de colaboración con la Agencia de Seguridad Nacional de los EEUU (NSA). Por supuesto que de seguro hay muchos más programas de este tipo, que no se conocen. Cito a PRISM a modo de ejemplo.
Y más allá de lo que son las organizaciones de inteligencia, que están enfocadas más a base de datos e información pura, tenemos también la investigación y desarrollo de nuevas tecnologías, y las estructuras que apuntan al accionar directamente militar en lo que se denomina ciberespecio, que es concebido un nuevo espacio de guerra. Allí tenemos estruturas militares concretas que operan en el plano del dominio y control de las estructuras y flujos de las redes, lo que abarca al hardware y al software.

Producción de la Gran Manipulación
Hemos hecho un recorrido rápido y suscinto sobre algunas de las estructuras “público-privadas” que operan como herramientas imperialistas. Las hemos abordado desde el punto de vista de su capacidad de intervención y de recopilación de datos, que se buscan para luego operar sobre la base de esa información. Lo que no hemos hecho es, entonces, analizar el accionar concreto que se despliega contando con toda esa data. Este accionar se da el plano de la semiótica social, en el plano de las manipulaciones de los flujos comunicacionales, y en el plano de la manipulación de los mensajes en función del tipo de receptores de los mismos.
-Semiótica social: podríamos decir que se trata de la producción de significación, obviamente distorsionada y fraguada, para profundizar el estado de alienación general que es característico de las sociedades distópicas, o más precisamente, de las sociedades capitalistas, de tal manera de que los individuos estén “comprometidos” con la reproducción de su propia dominación. Esto incluye tanto la propaganda política (de guerra) que alimenta constantemente a los medios de la prensa prostituta (la “presstitute”, al decir de Paul Craig Roberts) como la publicidad que se vierte constantemente como parte intrínseca de lo que es la “sociedad de consumo”, la sociedad consumista, pletórica de necesidades artificiosas, víctima de la manipulación para generar lo que podríamos denominar como “homo consumus”, aquél adicto al consumo, autómata codicioso de bienes de todo tipo, drogadicto de todo tipo de necesidades estrictamente egoístas en tanto que su personalidad sólo se satisface por el acto de adquirir productos, y de consumir necesidades creadas por los aparatos de publicidad que invaden, día a día, nuestro territorio perceptivo.
La “presstitute” está compuesta por lo medios de comunicación de la “gran prensa”, desde la CNN, la BBC, Al-Jazzera, etc., hasta el New York Times, el Washington Post, etc., etc. Cada región tiene su sucursal repetidora de las pautas emitidas por las usinas ideológicas, que generan “fake news” (noticias falsas) y generan orientaciones generales para manipular a las masas del mundo. En Argentina, el Grupo Clarín y el pool La Nación serían dos ejemplos para citar. En Brasil la red O Globo… y así en cada país del capitalismo occidental tenemos una sucursal, que es una corporación, estrictamente ligada a los aparatos de inteligencia de las principales potencias imperiales, a las usinas ideológicas de estos aparatos. Como los más recientes resonantes casos de manipulación alevosa se pueden citar el pseudo-envenenamiento de los Skripal en Gran Bretaña, orquestación de los servicios secretos británicos, y el falso ataque químico en Duma, también una orquestación de los servicios secretos británicos (como curiosidad, justamente ayer, 26 de abril, la OPAQ -Organización para la Prohibición de las Armas Químicas- determinó que no hay evidencias de tal ataque químico).
El periodista Thierry Meyssan, a través de su sitio Red Voltaire, es uno de las más esclarecedores respecto del desenmascaramiento de las estructuras de generación de propaganda de guerra, y del verdadero inmenso impacto de la propaganda de guerra sobre las sociedades. Los estados imperialistas tienen verdaderas usinas ideológicas, organizaciones de invención de contenido (falso) para construir una realidad virtual en la mente de las masas alienadas. Estas organizaciones de invención de contenido bien pueden ser agencias de relaciones públicas como Hill & Knowlton, que escenificó la comparecencia de la supuesta enfermera que narró el relato (falso y guionado) sobre haber presenciado cómo soldados iraquíes robaban las incubadoras de un hospital materno en Kuwait, provocando la muerte de 312 neonatos que estaban en las mismas, operación de propaganda destinada a justificar la guerra contra Irak encabezada por George Bush padre, en 1990; u organizaciones estatales como el secreto “Buró de Propaganda de Guerra”, creado en 1914, durante la Primera Guerra Mundial, dentro del ministerio de relaciones exteriores del Reino Unido de Gran Bretaña (actualmente esa función la cumple la “Unidad de Investigación de Información y Comunicaciones”), que además de producir directamente contenidos, dirigía el conjunto de la estrategia de propaganda de guerra; o como el “Comité de Información Pública” creado en 1917 en los EEUU, con las mismas funciones.
Y ya para poder construir la materia prima real para alimentar las operaciones de acción sicológica y propaganda de guerra, es necesario el concurso de organizaciones militares de operaciones encubiertas, que son las que hacen las acciones de falsa bandera para ello. Los casos son casi infinitos: el más espectacular, el derribo de las Torres Gemelas y del WTC 7 (con aprox. tres mil asesinados y más de 6 mil heridos), todos mediante una demolición controlada (el impacto de los aviones tuvo un fin estrictamente coreagráfico), operación dirigida por el Estado profundo anglosionista, en 2001; el atentado de la estación de ferrocarril de Bolonia, en Italia (2 de agosto de 1980, 85 personas asesinadas, y más de 200 heridas), realizado por una unidad de la red Gladio de la OTAN; el derribo del avión de pasajeros del vuelo MH17 de Malaysia Airlines (murieron todos las 298 personas que viajaban en él), atentado ejecutado por los ucronazis, en 2014; en Argentina los atentados a la embajada de Israel y a la DAIA-AMIA, operaciones organizadas por el Mossad (en conjunto ocasionaron más de 100 asesinados y más de medio millar de heridos) e la década de los 90, por citar sólo algunas, pero si hacemos un inventario nos encontraremos con cientos de estas acciones que constituyen un “modus operandi” propio de la doctrina de los opresores imperialistas. En el caso de las Torres Gemelas el objetivo fue culpar a ese nuevo enemigo, “el terrorismo internacional”, a los talibanes de Afganistán, y a “Al-Qaeda” como organización mundial que puede estar “en cualquier parte”, “en todas partes”. En el caso del atentado de la estación de trenes de Bolonia, el objetivo era culpar al comunismo, en especial a las Brigadas Rojas. En el caso del derribo del avión de pasajeros del vuelo MH17, culpar a Rusia y a los independentistas de la región del Donbás. En el caso de los atentados en Argentina, el objetivo era culpar a Hezbolá, Irán, Siria, o cualquier objetivo político que les conviniera a los sionistas, y lograr así justificar un trato especialmente deferente del Estado argentino hacia ellos, maniobra que tuvo el fin de infiltrar y colonizar tal Estado.
Entonces, en contra de las apariencias, lo que hay no es un libre albedrío, con “libertad de prensa” y debate honesto, sino una orquestación general de todos los contenidos que las masas consumen habitualmente, para lograr una gran distorsión en la semiótica general, abarcando todos los valores, todo lo ideológico.
-Manipulación de los flujos comunicacionales: esto es operar sutilmente sobre el flujo del tráfico de las comunicaciones y sobre las búsquedas en los motores de búsqueda estilo Google, de tal manera de moldear y manipular las percepciones y la circulación y acceso a la información y el conocimiento. Concretamente, por ejemplo, en el caso de los motores de búsqueda, aplicando algoritmos específicos para provocar resultados de contenidos, censurados por un lado, y promovidos por otro. También se pueden manipular los indicadores de popularidad. La popularidad es un elemento de legitimación. Si un determinado contenido de contrainformación tiene mucha popularidad esto es una demostración de legitimidad, que actúa potenciando tal contenido. Si se manipulan estos indicadores, el mensaje es “a estos no los apoya nadie”, o “tienen poco apoyo”. Eso se ve muy claramente en Youtube, donde determinados contenidos antisistema seguramente son muy populares pero Youtube hace que se registren como con poca audiencia.
-Manipulación con alto grado de especificidad: aquí tenemos una complementación muy estrecha entre plataformas de relacionamiento social como Facebook -que es un espacio de realidad virtual ofrecido como territorio para la vida social, de tal manera que sus poseedores tienen en sus manos las relaciones humanas, sociales, de cada individuo en particular y de la sociedad incluída en dicho territorio- y empresas como Cambridge Analytica, que operaron sobre la base de la información facilitada por Facebook (Facebook dice que “fue sin querer”... Obviamente eso es mentira, es sólo una explicación hacia la opinión pública de acciones absolutamente premeditadas y planificadas así, ya desde la concepción misma de estas plataformas). Es así entonces que C.A. pudo construir, de manera automatizada -bajo la conducción de un calificado equipo de cientíticos sociales- mensajes de manera específica en función de perfiles de personalidad elaborados por estos científicos a partir del “big data” recolectado por Facebook (me refiero a la empresa) con sus múltiples plataformas de redes sociales. Es así como, de un determinado tema o punto reivindicativo de una plataforma electoral, se elaboran mensajes diferentes según cuál sea el perfil de personalidad al que haya que cooptar para las elecciones.

Conclusión
Podríase continuar profundizado y abundando en las características de cada uno de los componentes de este Gran Hermano que hoy, en el mundo capitalista, efectivamente existe a través de las tecnologías de la comunicación y la información. Si estas tecnologías fueran usadas de manera responsable, en una sociedad sin grandes injusticias, estaríamos ante otra herramienta de liberación del Hombre. En manos de los opresores, de los capitalistas, éstas son herramientas para la manipulación de las masas, para el conocimento íntimo de su naturaleza y para moldear la misma, a su vez.
Resolver a favor de las masas esta situación no está separado de la lucha integral por el Poder, donde sigue vigente la cuestión de la propiedad de estos medios de producción, en este caso medios de comunicación e infraestructuras que hacen posible esa comunicatividad. Las guerras de 4ta. generación justamente son el resultado del cambio de la naturaleza de las guerras al compás de los últimos cambios tecnológicos, dentro de los cuales descollan las tecnologías de la comunicación y la información.
Mal se puede elaborar una estrategia de emancipación política sin comprender las contradicciones de clase de la sociedad contemporánea, y mal se puede vencer sin especificar claramente quienes constituyen el enemigo político, histórico y social concreto. La victoria en el plano de los medios de comunicación y del manejo de la información no estará escindida de la victoria en los demás planos de la guerra de clases.
Como decía al principio, el problema no son las tecnologías, sino las clases capitalistas y a partir de qué relaciones sociales se desenvuelve la sociedad, a partir de qué relaciones sociales ésta se reproduce en su modo de existir.
Ya será cuestión de la estrategia política concreta, de actores políticos concretos, el determinar cómo se aprovecha para la liberación social la tecnología existente. Pero eso implica una estrategia más amplia que la sola estrategia de la contrainformación. Implica una estrategia integral donde lo que se juega en el campo de las tecnologías de la información y comunicación contituye uno de los campos fundamentales y de los más importantes, pero no el todo.
La cuestión estratégica no se puede resolver sin atender a la propiedad de los medios de comunicación e información. En Cuba son básicamente del Estado, y está bien que así sean. En los lugares donde está en manos privadas, la lucha debe ser por la estatización de los mismos y por la garantía de que las tecnologías de la información y comunición sean utilizadas para profundizar la democracia popular en vez que como medios del totalitarismo imperialista.

Leonardo Del Grosso

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